En esa fecha, un grupo de sicarios, contratados por la empresa, bajaron a la comunidad en un pick up verde. Su propósito era diáfano: sembrar terror, mediante el uso de la violencia extrema, para que nadie, en absoluto, se opusiera a la construcción de la hidroeléctrica. Fue una orden sencilla y clara. Y así actuaron.
En su labor, dieron muerte, por las balas, al compañero Andrés Pedro Miguel y dejaron heridos a Pablo Antonio y a Arturo Pablo Antonio. Se trata de un caso en el que un grupo de sicarios, bien contratados por la hidroeléctrica, actúa de manera intencionadamente fría, y llena de sangre los campos de Huehuetenango, rodeados de la más absoluta impunidad y fueron los que detuvieron de manera ilegal a los campesinos; Antonio Rogelio Velásquez López de 41 años, a Saúl Aurelio Méndez Muñoz de 38 años y a Pedro Vicente Núñez de 38 años de edad y que se encuentra en el destacamento militar del Municipio de Barillas Huehuetenango donde exigimos inmediatamente su libertad.
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