El boicot de la élite empresarial al juicio por genocidio no se debió a una simpatía por Efraín Ríos Montt sino a una relación más cercana: su alianza en la guerra civil guatemalteca. Empresarios formaron parte del gobierno de facto, hicieron un aporte extraordinario para la contrainsurgencia, cabildearon para revertir el aislamiento internacional y utilizaron sus propias avionetas para el traslado de militares y el lanzamiento de bombas en el área ixil.
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