Después de muchos años de negociación, los Acuerdos de Paz en Guatemala se firmaron finalmente el 29 de diciembre de 1996, con lo que se puso fin a 36 años de conflicto armado de baja intensidad entre el ejército guatemalteco y varios grupos de guerrilla. Este pasado 2008 fue el duodécimo aniversario del acontecimiento y la situación continúa siendo todo menos pacífica, pues la violencia sigue jugando un gran papel en la sociedad.
El blog de la Oficina de Washington en América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés) escribe:
La sociedad civil guatemalteca, desde trabajadores de derechos humanos a periodistas, de obispos a inversionistas en el sector privado, líderes sindicales a fiscales, no la tiene fácil. El país ve crecientes índices de crimen y violencia, y fuerzas poderosas operan lo que muchos llaman el “estado paralelo”, y usan su influencia para proteger sus actividades y asegurar resultados a través del gobierno que llena sus bolsillos y garantiza su impunidad, a expensas del resto de guatemaltecos.
Heidi describe su visión de las razones para la violencia en un país en paz en su blog Advocacy Project Blog:
Niveles de violencia incrementados, tanto en Rabinal y a lo largo de todo el país, ciertamente provienen de una multitud de fuentes, de las cuales unas cuantas incluyen asombroso desempleo y pobreza, o falta de adecuados servicios de salud y educación. No obstante estas realidades de la sociedad, el conflicto interno ha dejado atrás un legado de miedo institucionalizado y violencia normalizada que no puede descartarse.
Cuando se firmaron los Acuerdos de Paz, las Naciones Unidas crearon una comisión especial para supervisar la implementación de los acuerdos. La comisión llamada Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala (MINUGUA) permaneció en el país durante diez años, pero su éxito sigue estando lejos de ser seguro. El blogger Buscando a Syd recuerda la nostalgia por “MINUGUA”:
La democracia, o libertad colectiva, más que una conquista de la razón, es un estado de gracia de la historia. No es producto del esfuerzo, no es producto del capital, no es producto del discurso, no es producto de la lucha, no es producto de la tecnología, y no es vigilable. De esa cuenta, organizaciones como MINUGUA no pasan de ser meros decorados de la civilización reciente, que es nada sin esos decorados. Se nos educa para pensar que detrás de tales fachadas, esas capas o cáscaras, existe una democracia mesiánica, incluso esencial, transhistórica. Grandísima superstición.
Pare enfrentar los crecientes niveles de violencia, que está llevando a algunos a llamar a Guatemala un estado fracasado, se creó otra comisión para enfrentar este desafío, como lo describió el blog de la Red de Solidaridad de Guatemala, GSN Blog:
La Comisión Internacional en contra de la Impunidad en Guatemala, más conocida por sus inciales en castellano CICIG, ha estado funcionando ya por un año. Fue creada tras un acuerdo entre las Naciones Unidas y el gobierno guatemalteco, acusada de investigar organizaciones clandestinas y de colaborar con el estado en juzgar a sus miembros, sugiriendo maneras en las que la ley guatemalteca puede mejorarse para ayudar a combatir en contra de ellos y contribuyendo generalmente a fortalecer el estado de derecho.
Combatir la violencia, sobre todo los actos en contra de las mujeres, no es una tarea fácil. Las estadísticas colocan el número de crímenes violentos en contra de las mujeres como un homicidio sin resolver cada 16 horas. El gobierno ha propuesto aumentar la cantidad de soldados militares para ayudar a combatir este crimen, aunque se culpó al ejército guatemalteco por mucha de la violencia que condujo a los Acuerdos de Paz, que también estipulan que se debe reducir el ejército. Sin embargo, los guatemaltecos están exigiendo más resultados, en vez de más documentos firmados y más comisiones internacionales.